El pescador deportivo

 

A veces se afirma que para convertirse en un buen pescador es necesario pensar como un pez. Pero probablemente seria pedir demasiado, aunque eso fuera posible. Sin embargo, resulta esencial en la pesca, como lo es en la caza de todo animal salvaje, tener en cuenta los sentidos de la presa que perseguimos; comprender que el pez puede ver y oír.

El pez ve el mundo exterior a través de un circulo transparente o traslúcido por sobre su cabeza; más allá de ese círculo, la superficie tiene para él el especto de un espejo en el cual se refleja el paisaje subacuatico. En consecuencia, toda luz que llega hasta el pez debe atravesar el círculo que se encuentra por encima de él. Por ende el pez puede detectar con facilidad cualquier interrupción del haz luminoso.

Si el pescador se coloca en una posición en que provoca esa interrupción, el pez lo advertirá aunque el agua esté fangosa o turbia. Si el agua está suficientemente clara como para permitir que llegue una cantidad cualquiera de luz hasta el pez, éste puede percibir una interrupción del haz luminoso y, en consecuencia, asustarse.

Solo en épocas recientes, quienes se dedican a la pesca común se ha percatado de estas circunstancias y han comprendido la importancia del ocultamiento y del camuflaje. Las reglas siguientes se aplican a todas las formas de pesca:

  1. Manténgase tan agachado como sea posible mientras pesca.
  2. Evite que su silueta se destaque contra el horizonte.
  3. Use ropas (en especial sombreros) que se confundan con los colores de las orillas y su vegetación.
  4. Evite los destellos causados por cañas y otros implementos demasiado brillantes.

A veces es imposible llegar hasta el borde del agua sin producir una perturbación, pero cuando sea posible un acercamiento sin ningún trastorno, mejoraran  las posibilidades de éxito